martes, 5 de mayo de 2015

Cinco.

No dejes de pronunciar su nombre si es lo que quieres. No dejes que nadie te lo impida. No dejes que nadie te controle, que te haga pensar si vale la pena. Grita alto, grita muy alto. Hazle un pulso al miedo, da igual si pierdes, inténtalo. No te lamentes por lo que pasó ni por lo que no llegó a pasar. No te preguntes más un "¿por qué?". Todos nos pasamos el día pensando en el pasado o en qué será del futuro. ¿Y el presente? Deja de comerte la cabeza y sé feliz. O, por lo menos, encuentra una razón para estarlo; yo, ya la encontré.
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