domingo, 28 de octubre de 2012

Ciclo de la vida.

La infancia, la mejor época de toda nuestra vida. Es el momento en el que solo vives pendiente de tus juguetes y del amor que te ofrecen tus padres. Es el momento en el que toda tu imaginación estalla sin límites. La infancia, el momento en el que te enfadas y a los cinco minutos ya no te acuerdas del por qué. Es aquello que pasa tan rápido que no te das ni cuenta. 

Después viene la niñez. Oh sí, la niñez, ¡qué etapa! Te sientes la persona que tiene más fuerza. Piensas que los problemas que tienes a esa edad son horribles y que las decisiones que tienes que tomar son complicadísimas, pero creces y ves que eso no es así. Te das cuenta de una cosa, te das cuenta de que durante tu niñez te escapabas del miedo corriendo, pero llega una etapa en la que no es tan fácil desprenderte de él.

Durante la preadolescencia no es tan fácil desprenderte de ese miedo, más bien, te empieza a invadir poco a poco, sin que te des cuenta. Piensas que eres el rey/la reina del mundo. Que todo lo tienes bajo tus pies y que sabes que todo lo que haces está bien, pero no es así. Es cuando te llegan decisiones con un poco de más dificultad. Pero también es el momento de empezar a conocer lo que es el amor.

Y lo conoces, pero en la adolescencia. Adolescencia.. la peor etapa. Aparte de ser la peor, es la más larga. Es en la etapa que más confusa puede estar una persona. En la que más errores va a cometer y en la que más va a llorar. Es la etapa en la que te das cuenta de que aquel miedo de la preadolescencia te ha comido. Se ha apoderado de ti y tienes que enfrentarte, pero te sientes inútil e impotente. No puedes hacer nada porque por mucho que hagas ya has cometido un error antes. Y después, están las decisiones de esta etapa. Encima de ser la etapa más confusa, es la etapa que determinará tu futuro a través de tus decisiones. Y el amor no se queda atrás. Es cuando conoces a la persona que cambia la dirección de tu vida. La vida que tenías tan organizada y planeada, de repente, se desploma porque alguien te ha sonreído y te has enamorado de su sonrisa. Llorarás, en esta etapa llorarás porque cometerás el mayor error de tu vida con la persona que te enamoró en un segundo. Sentirás dolor, pero serás fuerte.

Serás fuerte porque después te convertirás en un joven adulto. Aquí serás el rey/la reina de las fiestas. Vivirás a tope. Serás la persona más estelar. Será el momento en el que planearás tu vida, pero seguirás teniendo tus momentos de locura.

Después te conviertes en un adulto serio que ya no tiene ni ilusión ni ganas por las cosas. Que los errores que comete a veces ni les importa. Pero hay una cosa que tengo que destacar de los adultos y es que luchan por lo que quieren. Luchan por sus hijos, los que tienen, por darles una sonrisa y por guiarlos por el buen camino. Y, ¿sabéis qué es lo más gratificante de esta etapa?

Que todo se recompensa en la vejez. La vejez, el momento de tu vida en el qual te toca recordar cada locura vivida. El momento en el que llorarás de felicidad y de tristeza, el momento en el que desearás volver a esa adolescencia con ese amor y, también, en el que querrás convertirte en esa joven adulta con su seriedad y locura. La vejez, la vejez es como la infancia, solo que con más dificultades. La vejez es el inicio de la vida pero con un fin. Es el inicio de soñar hasta un cierto límite.
-Alx.
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lunes, 22 de octubre de 2012

Nuestro reflejo.

¿Alguien recuerda la primera vez que vemos nuestro reflejo en el agua translúcida de una playa? La primera vez que nos vemos reflejados en esta sustancia cristalina, nos sorprendemos. Una hermosa “o” se dibuja en nuestra carita. Acto seguido, nos reímos como si fuera lo más sorprendente del mundo… Y así es, ha sido lo que más nos ha emocionado hasta ese momento. Y, lo volvemos a hacer, y nos volvemos a quedar boquiabiertos, y nos volvemos a reír… y así, sucesivamente. Y todas aquellas personas que nos observan se alegran de ver la cara de sorpresa y de felicidad alternándose en nuestra mirada inocente. Luego, acto seguido, después de repetidas veces, intentamos tocar ese reflejo nuestro en el mar, y vemos cómo desaparece, y volvemos a sonreír. Cuando, de repente, lo golpeamos, y nos mojamos y vemos cómo desaparece ese reflejo nuestro; esto ya es el no va más, disfrutamos como nunca, y lo hacemos una y otra vez como si nada más hubiera a nuestro alrededor. No nos importa nada más.

Pasa el tiempo y nos hacemos más mayores, y ya ni tan siquiera observamos nuestro reflejo en el agua de la vida. Ya no nos importa… ¿Por qué? Porque ya somos mayores, porque tenemos otras preocupaciones, porque hemos pasado de nivel. No sólo pensamos que lo nuestro es mirar hacia otro lado, que esto ya nos viene pequeño, que tenemos que hacer otras cosas. Eso está muy bien, hay que seguir avanzando en la vida. Incluso tenemos tiempo de sonreír cuando algún pequeño descubre su reflejo en el agua, como los que sonreían con nosotros.

Entonces, ¿llega un momento en que deja de sorprendernos la vida? ¿Llega un momento en que creemos conocerlo todo, de tal manera que nada nos sorprende? Pienso que no debemos olvidar que siempre llevamos en nosotros ese niño o esa niña que se sorprendía a cada paso, a cada momento, de todo lo que le iba rodeando y de todas y cada una de las cosas que se le iban presentando en su vida. Nos hacemos mayores, tenemos nuevas obligaciones, pero no debemos dejar de sorprendernos de lo que nos rodea, es un regalo poder hacerlo, es una manera de decir: El niño o la niña que llevo dentro, realmente lo está, porque me sigo emocionando con la vida.

Vosotros haced lo que queráis, pero yo, la próxima vez que vaya al agua, miraré mi reflejo y, tras una larga “o” sonreiré de felicidad.
J.

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domingo, 21 de octubre de 2012

A nadie le importa.

Cuando la gente enciende un cigarro sale humo y nadie se preocupa en que el humo que sale del cigarro vuelva a entrar en él. A nadie le importa. A nadie le importa las partículas que se encuentran en el aire continuamente, solo a algún grupo de personas que tiene algún tipo de enfermedad, pero ¿acaso estas partículas causan algún tipo de mal estar? No, a nadie le importa que haya ciertas partículas, otras, incluso, ni piensan en ellas, no son conscientes de que están ahí. Nadie se preocupa en separar las partículas para hacer un aire más limpio, nadie, NADIE, se preocupa por las partículas que componen el aire que nos rodea.

Y entonces me pregunto, ¿pasa lo mismo con las personas? A veces pasamos totalmente de las personas que están a nuestro al rededor y otras veces, de repente, nos importan demasiado. Tanto que hay personas que hacen todo lo posible para que estas personas no estén juntas. Se separen y que no se vuelvan a hablar. No quieren ver la verdad y se ciegan para que se haga lo que dicen. Esto pasa cuando hay conflictos colectivos en algún grupo de amigos o conflictos familiares, pero ¿qué pasa cuando esta situación se plantea ante una pareja, ante dos personas? 

La gente habla y habla e intenta persuadir a una persona con unas cosas y a la otra con otras, así puede llegar el conflicto deseado, pero no todas las personas consiguen que llegue ese conflicto. ¿Por qué? Sencillo, porque la pareja es como ese humo que desprende el cigarro y que no vuelve a él o como esas partículas de polvo de las que nadie se preocupa. En cierta manera, son inseparables, por mucho que separen nunca se podrán separar aunque lo intenten. 

Hay personas que no buscan la felicidad del ser querido, solo consiguen herir y causar tal dolor que la "víctima" vive en sufrimiento. Entonces es cuando la "víctima" se pregunta, ¿a quién tengo a mi lado? Y es cuando se pone a buscar y encuentra a la persona que hace que dos se convierta en solo uno. A su pareja. A esa que siempre le apoya y está con su perfecta sonrisa. Y no hay más, porque ellos son como esas partículas que intentan separar y no lo consiguen porque hay algo más, hay amor. 

Sí, amor. Que locura, ¿no? Hablando yo de amor a mi edad.... como si yo supiese qué es eso, ¿no? Pues lo sé, sé lo que es amor y sé lo que es vivir en sufrimiento porque no hay nada peor que eso. No hay nada peor que no sentir el apoyo de tus seres más queridos. No hay nada más horroroso que no sentirte a gusto y no poder decir nada por miedo a cagarla. Pero el miedo es miedo, igual que la sinceridad es sinceridad y el amor es amor. 

Sí, YO LE AMO, y no hay más. TE AMO MI AMOR, pero quiero que sepas que nosotros no somos esas partículas que intentan separar, somos el aire, el viento, que impide que separen esas partículas. 

Alx.
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viernes, 19 de octubre de 2012

Harta y decepcionada.

Y qué queda ahora. Estoy cansada y no puedo más. Estoy harta de escuchar siempre las mismas cosas y que me repitan, una y otra vez, que les decepciona que mienta, pero qué otra opción me dejan. Yo también estoy harta y decepcionada. Y no puedo más. Yo también estoy harta de que no respeten nada de mi vida y decepcionada de que no me dejen ser feliz. Total, el cómo me sienta yo da igual, ¿no? Estoy harta de tener que tragarme mis lágrimas y aparentar ser fuerte. Estoy harta de tener que esconder mis sonrisas cuando deseo que reluzcan. Estoy harta de tener ese miedo constante. Estoy harta de tener que guardarme esa caricia que deseo. Estoy cansada de sentirme sola entre un montón de gente. Estoy harta de que no me comprendáis.
-Alx.

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miércoles, 10 de octubre de 2012

Notas.

Y son como esas motas de polvo que están ahí y no te das cuenta porque no las ves, pero están. Están en tu día a día quieras o no, están en todos los momentos, en todas las situaciones que te pueda plantar la vida. Hasta que un día las notas. Te concentras como nunca lo has hecho, y las notas. Notas esas motas de polvo que hay en el aire. Lo notas. Notas esas mariposas dentro de ti. Notas esa sonrisa y notas como tu mirada cambia de manera automática. Notas cada movimiento de su cuerpo. Notas cada sensación que aparece. Notas como te ríes a carcajadas con cualquier tontería. Notas como de repente tu día se convierte en tu día 10. Notas como cada mota de polvo está presente en ese momento. 
Alx.
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domingo, 7 de octubre de 2012

Eh, tú.

Eh, tú. Ven. Escúchame bien, quiero decirte algo por mucho que me duela. Sí, a ti. La chica de la sonrisa que él tanto adora. La chica a la que envidio. Sí, tú. Te envidio, pero no te odio. Ni te odiaré nunca mientras le hagas feliz. Venga, ¿me haces un favor?, pero debes prometerme que lo harás. Sí, prométemelo. Quiérele que él te quiere. Ámale tú que puedes, tú a la que él quiere, tú que él te deja. Dile que le quieres todas las veces que lo necesite, todas las veces que necesite escucharlo, y las que no. Si está celoso, no pases de él que no le gusta... Demuéstrale que él es el único. No le gusta la gente falsa, así que no dejes que ni una sola mala persona se le acerque. Tampoco le gusta que le digas que para él solo eres un juego. Interésate por él, y nunca, bajo ningún concepto, le agobies. Y por supuesto valórale porque es lo mejor que puedes encontrar. No le hagas sufrir porque como un solo día le vea sin animo, sin su sonrisa perfecta, te echaré la culpa. Jamás te guardaré rencor porque le hagas feliz, pero sí lo haré si no le valoras, si le haces daño. Y si en algún caso, si sólo por casualidad un día pregunta por mí, dile que le quiero.
-Alx.
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[Texto: http://algollamadomasqueamor.blogspot.com.es/]

El país de los sueños.

Y hoy he soñado que volaba, que raro, ¿no? Yo siempre soñando cosas raras, pero sí, hoy volaba. Volaba por encima de los rascacielos y veía cada país con sus diferentes culturas. Volaba por encima de los océanos y, en según que momentos, llegaba a tocar el frío mar, a veces, también, los delfines querían volar conmigo, pero entonces yo ascendía. Volaba por todo el cielo, vi incluso una bandada de golondrinas. 
Se volvía de noche y, entonces, ascendí mucho más, tanto que volaba por encima de las nubes. No había sentido esa sensación de libertad y frescura en mi vida. Era mágico. En pocos minutos empezaron a aparecer las estrellas. Que bellas verlas desde allí arriba. Que bello era ver cada zona iluminada por las luces. Y entonces, me paré en seco frente a la luna. Era noche de luna menguante, no os podéis creer lo bonita que era. 
Y, de repente, alguien me cogió de la mano y me impulsó para seguirle. Yo no sabía quién era. Iba vestido de una manera rara, diferente al resto del mundo, bueno, de mi mundo. No pude verle el rostro, pero su mano era tan cálida y firme que no era necesario ver nada más para saber que podía confiar en él. Me dejé llevar por él. Cada vez nos acercábamos más a la luna. Era inmensamente preciosa. Todo era tan bonito que sentía unas ganas tremendas de contárselo a alguien. Pero no todo acabó aquí. La luna cada vez se hacía más grande, más preciosa, y sin quererlo nos dirigíamos hacia la derecha, hacia la segunda estrella. Estuvimos volando hasta el amanecer. 
Empecé a ver una pequeña isla en la cual había muchas montañas y muchos puertos. Era preciosa. Cuando llegamos a tierra firme y pude tocar la arena con mis pies descalzos mientras miraba como una concha se metía de cabeza en el agua. 
El joven muchacho se giró. Poco a poco fui levantando la mirada, su cuerpo era tan dulce y caluroso. Me quedé un rato, fijamente, mirando sus manos, eran tan pequeñas pero tan vivas que deseaba cogérselas de nuevo. Seguí subiendo la mirada poco a poco. Tenía un cuello irresistible. Tenía unos labios carnosos que te hacia soñar con dulces besos. Y cuando me decidí a mirarle a los ojos me desperté. ¡QUE RABIA! Siempre me quedo sin saber lo mejor del sueño, pero había alguien más conmigo, me estaba abrazando. Entonces, me giré y lo vi. Vi esos preciosos ojos que no había llegado a ver en el sueño. Son tan bonitos. Son tan sinceros. Que no puedo dejar de pensar en ellos.
Soñar es precioso, pero que tu sueño acabe convirtiéndose en algo real, es aún más bonito.
-Alx.
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viernes, 5 de octubre de 2012

El amor no es cobarde.

-¿Qué es amor?- Me preguntaba sintiendo un agudo dolor en el pecho, sin hallar respuesta.

¿Qué es el amor? Más que un sentimiento perdido en el tiempo... La gente dice que amar es sufrir, que si duele, es amor. Que se puede vivir de amor y morir por desamor. Dicen que es locura, pasión, darlo todo en una mirada. Que es ilusión, euforia cada día, a cada instante. Dicen que se sabe cuando estás enamorado porque sientes una especie de cosquilleo en el estómago. Que llevas a todas horas una estúpida sonrisa de niña inocente en la cara y que sientes como si flotaras. Como si fueras presa de la única droga sana que existe en el mundo. Una droga, que, cuando se deja, cuesta, y aunque no de la misma manera que la insana, duele y duele muchísimo.
Que cuando necesitas ese amor, eres capaz de volver a buscar a esa persona que antes fue tu droga y que ahora es la de otra persona.

Yo creo que hay mil formas de amar, incluso, a veces, por mucho que ames, no puedes evitar hacer sufrir, queriendo o sin querer, del mismo modo que estás sufriendo tú, al alejarte, por su bien, o por el tuyo.

Hay amores correspondidos y otros sin corresponder. Hay amores camuflados de atracción y atracción disfrazada de amor. Pero no hay amor para cobardes. Los cobardes, no pueden amar porque amar es arriesgarse cada día. Para amar no hay distancia que valga, el amor es amor, a dos, a dos cientos o a dos mil kilómetros de distancia y eso, eso no lo pueden entender los que viven con la cobardía.

De hecho tan solo soy una de esas personas cobardes que expresa sus sentimientos a través de un texto dirigido a alguien o a nadie. Incapaz de hablar por si misma y por eso quizá no quiera sentirme amada. Puede que me odie, sí, puede que lo haga por no intentarlo cada día un poco más, pero hay algo en mi subconsciente que me atormenta repitiendo que no lo haga.

El amor no está hecho para cobardes. 


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jueves, 4 de octubre de 2012

Tengo celos de ti.

Tengo celos de ti. Tengo celos de ti porque eres al primero que acuden cuando alguien está recién levantado. Eres el primero que los ves con los pelos alborotados y con esas caritas de sueño. Tengo celos de ti porque eres uno de los pocos que pueden apreciar las mejores caras y miradas cuando se ponen frente a ti. Tengo celos de ti porque contigo practican cómo tratar una situación. Tengo celos de ti porque tú eres el único que sabe los secretos de su cuerpo, aparte de ellos. Tengo celos de ti porque también puedes ver sus caritas después de haber pasado por un llanto de lágrimas. Tengo celos de ti porque puedes reflejar las perfecciones de ellos. Tengo celos de ti porque muchas veces se hacen fotos contigo. Tengo celos de ti porque siempre acaban acudiendo a ti. Tengo celos de ti porque siempre estarás cerca de ellos. Tengo celos de ti porque podrás apreciar sus mejores sonrisas. Tengo celos de ti porque, a veces, tienes contacto con su tacto. Tengo celos de ti porque te tengo celos, pero si hay algo de la cual cosa no, es de que yo podré guardar todos esos recuerdos en mi memoria, mientras que tú, querido espejo, solo las podrás reflejar. 
-Alx.
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martes, 2 de octubre de 2012

La voz.

Dios nos ha creado con dos orejas y una sola boca. ¿Por qué? Sencillo, porque es doblemente más importante y necesario escuchar que no quejarse y criticar. Sí, todos tenemos dos orejas y una sola boca. Todos tenemos dos ojos y una sola nariz. Todos tenemos algo en común, pero con pequeñas diferencias. Si te paras a pensarlo, nuestras voces no son todas iguales, realmente ninguna se parece. No coincide ninguna. Por mucho que imites nunca conseguirás llegar a la perfección de la otra voz. En verdad, somos únicos por nuestros actos y nuestra forma de ser, pero lo que realmente nos hace únicos, especiales y diferentes es nuestro cuerpo, nuestros ojos, nuestra mirada, nuestra forma de respirar, nuestra manera de escuchar, nuestro tacto, nuestro aroma, nuestra voz, nuestra manera de hablar, nuestra expresividad... Porque queramos o no, todos envejecemos y cambiamos, pero lo que nunca cambia es nuestra voz. Nuestra voz es única y especial, es perfecta. Así que, grita, grita fuerte para que todo el mundo la oiga.
-Alx.
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lunes, 1 de octubre de 2012

Perdoname amor.

Y, a veces, se toman decisiones, bueno... a veces no, SIEMPRE.

Prometes vivir un sueño, una vida, hacer un calendario, hacer viajes, excursiones, visitar lugares, plantar momentos. Prometes alegría, ilusión, sonrisas, miradas, caricias, besos, abrazos, suspiros, pensamientos, sentimientos... Prometes el mundo entero por alguien. Lo dejas todo por esa persona. Se lo das todo. Prometes quererlo, qué digo quererlo... AMARLO, sin más, sin preocupaciones, sin miedo. No te importa tu alrededor, por no importarte no te importa ni lo que diga tu familia. Solo te importa él. [...] Pero un día te levantas y notas como algo te invade, poco a poco. Ves que pasan los días y esa sensación te sigue invadiendo mucho más, tanto que te toca tomar decisiones. Tantas decisiones que se te cae el mundo encima y lo único que deseas es encerrarte en tu cuarto y ponerte a llorar como una niña. Lo haces, lloras como una niña, pero lloras en silencio, tienes miedo de que alguien más se dé cuenta de tu dolor. Te pones a pensar en todos los silencios que se forman durante el día, te pones a pensar en el silencio más dulce, el de ese primer beso tan tierno con la persona amada, y, también, en el más amargo, los silencios que se forman durante un enfado... y tus lágrimas aumentan por momentos, desbordan como si eso fuese una catarata. 

Y llega el día, ese día que no deseas que llegue nunca. El día más confuso de tu vida, pero con una decisión tomada, la cual no sabes si es la acertada o no, pero decides que la gente sea consciente de tu decisión. Silencio. Te das cuenta que el silencio más largo solo dura un segundo, no más. También te das cuenta de que en ese segundo notas como deshaces tus promesas. Deshaces tu vida. Deshaces tus sueños que son la excusa para seguir viviendo con ilusión. Deshaces todos esos gestos. Dejas atrás todas esas palabras bonitas que tenías guardadas para decir en el momento más adecuado. Dejas de lado tu imaginación, sí, esa que te hacia imaginar un día inolvidable a su lado  en un lugar especial, y es cuando te das cuenta de que la imaginación es tan solo la inteligencia divirtiéndose. Lo dejas todo. Dejas de dárselo todo porque en ese momento no te das cuenta de todo lo que pierdes, más bien, de TODO LO QUE TENÍAS sin a penas pedirlo ni merecerlo. 

Pasan los días y lo ves todo más lejos... Y es cuando te das cuenta de que lo has perdido, de que no tienes nada, pero era tu decisión.

Sé que soy torpe, sé que soy tonta, pero por muy torpe que sea soy consciente de mis actos, de las letras que tecleo y de las palabras que formo.

"Amor, perdona mi torpeza, perdona mi inmadurez."

-Alx.
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