El jardín de Elena
En 1995, el
28 de agosto, nació una dulce y risueña niña. Sus padres brotaban de alegría al
verla nacer tan sana. La primera vez que la vieron sintieron una fuerza tan
grande dentro de ella que sabían que iba a ser una niña muy luchadora y que iba
a cambiar poco a poco la vida de mucha gente. Por eso, decidieron llamarla
Elena. El nombre de Elena tenía un talento natural que lo caracterizaba porque significaba
que la persona llamada Elena “ama, educa y embellece”.
Elena se
iba haciendo mayor año tras año. Era muy aventurera y le encantaba el aire
libre, por eso desde que tenía 7 años se iba de excursión cada domingo con su
padre. A él le gustaba mucho ir “Als Tossals Verds” pero a ella le gustaba más
la “Sierra de Tramuntana”. Cada vez que iban a la Sierra de Tramuntana ella se
adentraba en una aventura mientras su padre echaba la siesta. Un día, cuando
tenía 9 años, se fue montaña arriba y encontró un jardín inmenso. Un jardín
lleno de flores de todos los colores que había en el mundo. Empezó a
acariciarlas y decidió darle un significado a cada color, lo fue apuntando en
su libreta muy contenta. Cada domingo, cuando iban a la Sierra de Tramuntana,
ella les leía un cuento, las acariciaba y las cuidaba una a una. Muchas veces
les hablaba sobre el significado que le había dado a cada una de ellas.
Un día sus
padres decidieron irse de vacaciones a esquiar. Ella ya tenía 12 años y era lo
suficientemente capaz de quedarse sola en casa. A veces iba su abuela a verla y
a pasar el día junto a ella. Elena solía salir mucho a pasear y se tiraba
horas. El domingo, como de costumbre, se levantó muy temprano, desayunó, se
vistió y se fue hacia su jardín de alegría y diversión. Notó algo diferente
cuando llegó. Revisó su cuaderno de notas donde tenía apuntado todo sobre sus
flores. Ese día tenía un color nuevo. Dos flores rojas, que representaban el
amor, se habían convertido en color negro. Ella no entendía por qué, le
preguntaba sin hallar ninguna respuesta. Solo el viento daba señales de
movimiento en ese precioso jardín. Elena se puso a llorar, sabía que algo malo
estaba pasando pero no entendía nada. Al caer la tarde decidió volver a casa. Cuando
llegó a casa se encontró a su abuela esperándola en el sofá con lágrimas en los
ojos. Elena empezó a entenderlo todo. Su abuela le explicó que sus padres se
habían perdido en medio de la montaña y que probablemente estuviesen muertos.
Elena entendió que esas rosas de color negro, que antes eran rojas,
representaban a sus padres.
Pasaron los
años y no volvió a ese dulce jardín llamado “El jardín de Elena”. Un día,
cuando ya tenía 18, su abuela le pidió para ir de excursión, sin darse cuenta
le llevó hasta ese jardín, entonces su abuela le dijo:
-¿Ves el
color de estas flores?
Todas se
habían convertido de color negro. Elena no sabía que decir.
-Elena, te
has convertido en una chica insegura y callada. Tus padres quisieron destacar
en este jardín por eso cambiaron su color, para que los cuidarás pero después
de todo lo sucedido todas han querido destacar, te echan de menos.
Entonces
Elena acabó de entender que ese jardín representaba a todas las personas que
había a su alrededor a todas las que había fallado. Finalmente abrazó a su
abuela y le dio las gracias por haber confiado siempre en ella.
-Alx