viernes, 9 de agosto de 2013

Y creo que no te odio.

Necesitaría notarte, notar que no dejé de sentir tus caricias para poder darme cuenta de tus mentiras y alejarme de ellas. Necesitaría no haberte conocido para no haberme conocido, tan insegura como segura de que llegaste a mi vida sólo para irte. Necesitaría verte, ver como te alejas y asegurarme de que yo también me alejo. Necesitaría callar, callar para asegurarme de que no estás detrás de mi.

Lo que no mata, engorda o te hace más fuerte, y creo que nuestro amor hizo engordar la esperanza, de tal manera, que al poco tiempo, ésta desapareció, como tú. 

Esta vez he decidido liberarte. Te he liberado en una de muchas cartas que te escribí para no darte... Y, sí, he sido egoísta...

Cuando te tuve enfrente de mi, me di cuenta de que tenía los puños en el aire, viéndote como una amenaza, como un temor. Porque notaba que eras sólo miedo. Miedo porque no puedes querer a alguien sin acabar huyendo o inventando excusas, para así no entender de que el amor existe y lo tienes enfrente. Por eso, cuando te fuiste me di cuenta de que hay gente capaz de luchar por ti y no en tu contra, dándote ese privilegio de poder bajar los brazos y dejar de luchar. Me di cuenta tarde de que luchaba contra mi misma y de que he ganado perdiendo.

Y, después de todo, no te odio.
Alexandra Cabello.
Licencia de Creative Commons
Creado a partir de la obra en seensatioon.blogspot.com.
Permissions beyond the scope of this license may be available at http://seensatioon.blogspot.com/.

No hay comentarios:

Publicar un comentario