sábado, 14 de abril de 2012

Ranas que no se convierten en príncipes.

- ¿Por qué te alejas? - le preguntó con tono de preocupación.
- Porque no sé lo que quiero y tengo miedo. Tengo miedo a equivocarme y caer. Tengo miedo a que la gente no acepte mi realidad, lo que yo deseo. No quiero causar dolor, por eso prefiero alejarme...
- Cierra los ojos - pasan un par de segundos - Dime, ¿qué ves?
- Te veo a ti - abrió los ojos -  Lo que realmente quiero... - dijo en un susurro.
- Entonces, ¿por qué te alejas princesa? - le preguntó con tono cariñoso.
- Porque mi rana aún no se ha convertido en príncipe - dijo con una sonrisa en la boca -  Y sé que no se convertirá. No quiero ver como pasa el tiempo y no se transforma.
- ¿Sabes? Te voy a contar un secreto - le apartó el pelo que se le puso en la cara, le acarició y le dijo -  Las ranas no se convierten en príncipe hasta que no se les besa.
- No creo que sea conveniente, no es correspondido.
Ella se apartó y se empezó a alejar. Él, en cambio, la cogió de la mano y le dijo:
- Te recordaba más valiente.
- Te recordaba más príncipe - Le recordó ella. Miró al suelo. -  Creo que he sido más valiente de lo que dices - le volvió a recordar. 
Le soltó la mano y se fue alejando poco a poco. Él se arrodilló en el suelo arrepentido de todo lo que hizo.
- Te quiero... - se susurró asimismo con las lágrimas en los ojos.
Pero la confesión de amor no obtuvo respuesta alguna...
-Alx.

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